Juan Manuel Rodríguez García o Juan Manuel Rodríguez Larios “Juan Perros”, asumió inmediatamente el mando de la organización, al no ser reconocido por las distintas facciones de la organización, de inmediato ordenó el secuestro masivo de migrantes para que se unieran a la banda para así poder tener mayoría, y los que se negaban eran asesinados.
“El detenido fungía como responsable del trasiego de droga, dinero y armas a través de los puentes fronterizos, no sólo de su propia organización, sino que cobraba derecho de piso a otros grupos delictivos que pretendían utilizar la frontera de Tamaulipas.
“Se tienen indicios de que este individuo ordenaba secuestros masivos de indocumentados, a quienes obligaba a trabajar para su grupo o de lo contrario los asesinaba”, señalaron las autoridades luego de su detención. Nueve meses en el infierno
Los nueve meses que Juan Perros fue identificado como cabecilla del cártel del Golfo, convirtió Tamaulipas en un infierno de balas donde en distintas ciudades se libraba batallas entre las facciones inconformes, las fuerzas del Estados y el cártel rival de Los Zetas.
Juan Perros buscó eliminar la presencia de Los Zetas de San Fernando, Ciudad Victoria, Guerrero y Nuevo Laredo, pero ante la falta de recursos para combatirlos, intentó que algunas de sus células se cambiarán de bando para que lo ayudaran a combatir a los integrantes del cártel del Golfo que estaban en desacuerdo con su mando, pero fracasó.
Entonces empezó a apoyar a las células que lo seguían con dinero, armas y vehículos, pero también era buscado por el Estado, ya que estaba acusado de la muerte de cinco elementos del Ejército, por ello, comenzó a utilizar la extrema violencia para “eliminar” a sus enemigos e inclusive a quienes no se manifestaron absolutamente de acuerdo con sus operaciones.
De acuerdo con la causa penal 41/2014, la entonces Procuraduría General de la República (PGR), a través de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), logró acreditar que “Juan Perros” era líder regional del cártel del Golfo en las ciudades fronterizas de Reynosa y Río Bravo, Tamaulipas.
La presentación del narcotraficante se hizo al estilo ‘Chapo’ Guzmán, a quien no presentaron propiamente a los medios, pero dejaron que le tomaran fotografías mientras se lo llevaban.
Fue sentenciado en 2018 a 33 años por los delitos de delincuencia organizada; portación de armas de fuego y posesión de cartuchos de uso exclusivo de las fuerzas armadas; y contra la salud (narcomenudeo en la hipótesis de posesión de clorhidrato de cocaína con fines de comercio en su variante de venta).
Con información de EFE y AP
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